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La desinformación en redes: Caso Gaza

  • Foto del escritor: Lucía Álvarez
    Lucía Álvarez
  • 7 dic 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 8 dic 2024

¿Sabrías distinguir un artículo escrito por ChatGPT de otro realizado por una persona real? A continuación, se presentan dos piezas sobre el mismo tema:



ARTÍCULO 1


Tercera Guerra Mundial como el Trending Topic del año: La Guerra en Gaza enfatiza el descenso al abismo de X


El 24 de julio de 2023, millones de usuarios de todo el mundo se despedían del icónico logotipo del pájaro blanco para darle la bienvenida a un nuevo concepto: X. Un rebranding dirigido por el magnate Elon Musk, que se hizo con el control de la plataforma tras comprarla en 2022 por 44 mil millones de dólares. A partir de este momento, la red social ha vivido un giro de 360 grados en sus políticas de contenido, justificado por el libertarismo del empresario, lo que ha permitido un aumento sin precedentes del contenido explícito, de odio y la desinformación. 


El lenguaje sensacionalista, la manipulación audiovisual y la publicación compulsiva sin verificar está a la orden en una red social donde el caos de las fake news bloquea el acceso a la información de calidad. Un grave peligro teniendo en cuenta los conflictos bélicos que han protagonizado este último año y que requieren de una cobertura sensibilizada y sobre todo, responsable.


La incapacidad de la red social para hacer frente a los bulos y controlar la distribución de imágenes explícitas se ha visto reflejada en la gestión de la Guerra de Gaza. X se corona como un espacio donde la libertad de expresión ha sobrepasado las barreras de la censura y lo políticamente correcto, permitiendo la coexistencia de contenido audiovisual de menores ensangrentados, acompañados de los memes y humor negro de sus usuarios. Aquellas antiguas advertencias a la hora de visualizar fotografías o vídeos sensibles se han convertido en un recuerdo vintage para la plataforma, que ahora aboga por mostrar lo que es, sin reparo. Sin embargo, esta apología a la verdad más cruda se ve cuestionada a la hora de consumir la información de las cuentas. 


Otro de los cambios más notorios de Musk ha sido la nueva orientación que le ha dado a la verificación. Anteriormente, solo aquellas personas conocidas e influyentes, entre los que se encontraban los profesionales de los medios de comunicación, contaban con el cheque azul de la aplicación, lo que les permitía situarse en lo alto de las búsquedas. Ahora, con una suscripción mensual de ocho euros, cualquier usuario puede ser premium y por ende diferenciar su voz de la del resto. Esta decisión, disfrazada de una intención de igualar la red social y volver accesible la verificación, establece una diferenciación de voces en áreas tan vitales como el periodismo y que condiciona la experiencia informativa de millones de personas. 


El grupo activista liberal Media Matters denunció que, suscriptores del servicio X premium compartieron vídeos engañosos sobre la guerra. Estos incluían fragmentos fuera de contexto y contenido antiguo que vendían como reciente, los cuales fueron vistos millones de veces. No es un caso aislado, ni reciente, reconoce Clara Jiménez, cofundadora y CEO de Maldita, “siempre que hay algún tipo de crisis, bien sea nacional o internacional, hay un pico de desinformación. Pero en este caso estamos comprobando que hay, en general, más desinformación que llega más lejos”.


Desde el verano de 2023 se ha impulsado un sistema alternativo para combatir la desinformación, las notas de la comunidad. Unos comentarios escritos por un grupo de voluntarios que luchan con las fake news anotando aquellos detalles manipulados o directamente falsos. La cuenta Community Notes ha difundido en una de sus publicaciones que han actuado sobre más de 500 tweets del conflicto palestino-israelí. También afirman haber actuado contra decenas de miles de publicaciones por compartir medios gráficos, discursos violentos y conductas de odio.


Desde vídeos falsos de niños secuestrados en jaulas que fueron compartidos antes de que Hamás lanzara la ofensiva sobre Israel hasta fragmentos del videojuego Arma 3 han sido desmentidos por numerosos periodistas que combaten día a día en un escenario crítico para la supervivencia de la verdad. Una labor imposible que endosa al periodista una nueva responsabilidad en su profesión: perseguir a tiempo completo la desinformación. Tarea que debería realizar un equipo de verificadores dentro de X que velase por el derecho a la información de la sociedad.


Musk juega con la desesperación y el pánico de las catástrofes bélicas, para crear morbo y sensacionalismo barato, incentivando el consumo de cuentas que han demostrado ser laboratorios de bulos. Así, alimenta el monstruo que él mismo ha creado para hacerse con el dominio del terror humano y volver una red social independiente en su arcade personal.



ARTÍCULO 2


La guerra de Gaza y el caos informativo en X: ¿libertad de expresión o terreno fértil para el odio?


La guerra entre Israel y Palestina no solo se libra en los territorios de Gaza y Cisjordania, sino también en el campo digital. Las redes sociales, especialmente X (anteriormente Twitter), se han convertido en el escenario de una batalla paralela donde las fake news y los discursos de odio se propagan a una velocidad vertiginosa. En este contexto, el cambio de liderazgo en la plataforma, bajo Elon Musk, ha generado un caldo de cultivo para la desinformación y la polarización social.


Desde que Musk asumió el control de la plataforma en 2022, se implementaron cambios radicales en las políticas de moderación de contenido, priorizando una visión amplia y casi sin restricciones de la libertad de expresión. A esto se sumó el sistema de suscripción de Twitter Blue, que otorga mayor visibilidad a quienes pagan, independientemente de la calidad o la veracidad del contenido que comparten. El resultado ha sido un aumento significativo en la difusión de noticias falsas y contenidos extremistas, a menudo presentados como información verídica.


La guerra de Gaza ha dejado al descubierto los peligros de esta dinámica. Videos, imágenes y titulares sacados de contexto o manipulados han inundado la plataforma, generando confusión y amplificando las tensiones entre los bandos. Incluso cuentas verificadas, que anteriormente representaban una señal de confianza, han sido responsables de compartir material falso o incendiario, lo que agrava aún más la situación.


El impacto de esta desinformación no se limita al ámbito digital. En un conflicto tan delicado como el de Gaza, donde las percepciones internacionales juegan un papel crucial, las narrativas falsas pueden influir en decisiones políticas y en la opinión pública global. Además, estas publicaciones suelen alimentar prejuicios, refuerzan estereotipos y perpetúan discursos de odio que contribuyen a un clima de hostilidad entre comunidades.


El problema, sin embargo, no reside únicamente en las políticas de moderación o en los algoritmos de X. También hay una responsabilidad compartida con los usuarios, quienes a menudo comparten contenido sin verificar su veracidad. En un ecosistema informativo donde la inmediatez prima sobre la precisión, el esfuerzo por filtrar la verdad parece quedar relegado a un segundo plano, y con ello, se diluyen los estándares del periodismo riguroso.


A pesar de ello, muchas voces críticas han señalado que no es suficiente delegar esta responsabilidad en los usuarios. Las plataformas digitales, especialmente aquellas con el alcance de X, deben adoptar un rol más activo en la regulación del contenido que se difunde en sus espacios. Esto no significa censurar la libertad de expresión, sino establecer mecanismos que garanticen que dicha libertad no sea utilizada para amplificar el daño.


Elon Musk ha defendido repetidamente la necesidad de un entorno más abierto, argumentando que las ideas deben competir libremente en el mercado de la información. Sin embargo, esta visión omite un hecho crucial: en un espacio donde la verdad y la mentira tienen la misma visibilidad, la segunda suele ganar gracias a su capacidad para captar emociones y generar clics. La ausencia de filtros y de un compromiso ético claro convierte a X en una plataforma que, lejos de ser neutral, favorece la polarización y el caos.


Como reflexión final, el desafío radica en encontrar un equilibrio entre libertad y responsabilidad. Mientras los conflictos como el de Gaza continúen siendo explotados por la desinformación, el daño no se limitará a las comunidades directamente afectadas. Las redes sociales, con todo su potencial transformador, corren el riesgo de ser grabadas más por dividir que por unir. ¿Es este el legado que queremos dejar en la era de la información?



Ahora te toca a ti decidir el artículo hecho por IA





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